Ante la
pregunta acerca sobre qué se entiende por educación de calidad, creo
necesario aunar criterios luego de haber entrado en una amplia
discusión. Sin embargo las diferentes definiciones
que resultarían de tal discusión serían el resultado de criterios que se adaptan
a modelos de sociedad que responden a políticas educativas, que responden a
modelos de gobierno.
Mi
intención es delimitar el concepto de Calidad Educativa apoyándome en
bibliografía que a mi criterio responden a la posición ideológica que considero
sobre el tema.
Comenzaré con
la definición de la UNESCO (2005), que define a la educación de calidad como
aquella que logra la democratización en el acceso y la apropiación del
conocimiento por parte de todas las personas, especialmente aquellas que están
en riesgo de ser marginadas.
Esta
definición es contraria a aquellas
relacionas con la eficacia y la eficiencia de anteriores modelos de sociedad
para quienes la calidad de la educación
consistía en lograr resultados exitosos que solo podían ser alcanzados por un
sector de la sociedad. Sin embargo la UNESCO (2007) ha resignificado tales
conceptos, estableciendo cinco dimensiones para definir una educación de
calidad, desde la perspectiva de un enfoque de derechos. Estas dimensiones son
relevancia, pertinencia, equidad,
eficacia y eficiencia, y están estrechamente relacionadas, al punto que la
ausencia de alguna de ellas determinaría una concepción equivocada de lo que
cabría entender por una educación de calidad,
siendo “la eficacia y eficiencia
dos atributos básicos de la educación de calidad para todos que han de
representar las preocupaciones centrales de la acción pública en el terreno de la educación. Eficacia
implica analizar en qué medida se logran o no garantizar, en términos de metas, los
principios de equidad, relevancia y pertinencia
de la educación, mientras que la Eficiencia se refiere a cómo la acción pública asigna a la educación los recursos
necesarios y si los distribuye y utiliza de manera adecuada.”
Las dos
concepciones de la UNESCO me hacen pensar en definir a la calidad educativa
como: igualdad y justicia social, respeto por la diversidad e inclusión.
Acordando
con esas concepciones me pregunto: ¿Una educación puede ser de calidad cuando
tiene excelencia solo en sus resultados pero deja afuera a gran parte de la
población? Sin embargo ¿Se puede decir que hay calidad con
inclusión? ¿Cómo se mide el concepto de
calidad basado en la inclusión?
A mi
criterio el tema es cómo se evalúa, y aquí tenemos otro gran debate: ¿Qué se
entiende por evaluación?
Si se
entiende la evaluación como una simple demostración de que se ha adquirido
algún conocimiento, nos estamos acercando a una educación de calidad que solo
busca resultados exitosos.
Santos
Guerra (1999) define a la evaluación
como un juicio de valor que se basa y se
nutre del diálogo, la discusión y la reflexión compartida de todos los que
están implicados directa o indirectamente en la actividad evaluada. El diálogo ha de realizarse en condiciones
que garanticen la libertad de opinión, que se cimienta en la garantía del
anonimato de los informantes y en la seguridad de que la información va a ser
tenida en cuenta y utilizada convenientemente.
El diálogo se convierte así en el
camino por el que los distintos participantes en el proceso de evaluación se
mueven en busca de la verdad y del valor del programa. Desde la apertura, la
flexibilidad, la libertad y la actitud participativa que sustenta un diálogo de
calidad se construye el conocimiento sobre la realidad educativa evaluada.
Teniendo en
cuenta esta concepción sobre evaluación cambian los criterios de elaboración de
las mismas y cambia también el tipo de medición.
La
medición de los aprendizajes, en este sentido, no se enmarca en:
calidad-evaluación-ranking, que responde a la lógica del mercado, sino que, en
contraposición, incluye mejorar los logros de los estudiantes, atravesada
por una concepción más democrática y
favoreciendo la inclusión social. De esta manera es necesario evaluar un
proceso, para poder medir lo que se enseña.
Y
aquí viene la siguiente pregunta: ¿Sirven las evaluaciones estandarizadas para
medir la Calidad Educativa?
Respondiendo
a la pregunta me atrevo a decir que las pruebas de calidad estandarizadas que
se implementan a través de operativos nacionales o internacionales, miden la
calidad educativa de un país o región desconociendo los progresos de los
estudiantes en relación a sus trayectorias de aprendizaje y sobre todo
desconociendo el contexto en el que se realiza tal medición. (UNIPE, 2014)
Teniendo en cuenta la posición anterior, las concepciones
de Calidad Educativa de la UNESCO y las definición de evaluación de Santos
Guerra, sería interesante que se lograra
instalar como debate público dentro de las sociedades y por medio de los
actores del sistema educativo, la
siguiente discusión: ¿De qué manera
es posible evaluar la “Calidad de la Educación”?
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
·
Consejo
Federal de Educación (2011), Resolución
CFE Nº 134/11, Buenos Aires.
·
Santos
Guerra, Miguel Ángel (1999). Evaluación
Educativa 1. Un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Editorial Magisterio del Río de La Plata.
·
UNESCO
para América Latina y el Caribe, Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de
la Calidad de la Educación (LLECE) (2008). Eficacia
escolar y factores asociados. Santiago, Chile
·
UNIPE
(2014) ¿Para qué sirven las pruebas PISA?
La educación en debate, n° 25. La Plata
No hay comentarios:
Publicar un comentario