Se requiere un nuevo enfoque para comprender el concepto de «calidad de la educación», porque su significado tradicional ya no es adecuado en relación con las necesidades educativas que surgen en el nuevo milenio.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

¿QUÉ SE ENTIENDE POR CALIDAD EDUCATIVA?

Ante la pregunta acerca sobre qué se entiende por educación de calidad,  creo  necesario aunar criterios luego de haber entrado en una amplia discusión.  Sin embargo las diferentes definiciones que resultarían de tal discusión serían el resultado de criterios que se adaptan a modelos de sociedad que responden a políticas educativas, que responden a modelos de gobierno.
Mi intención es delimitar el concepto de Calidad Educativa apoyándome en bibliografía que a mi criterio responden a la posición ideológica que considero sobre el tema.
Comenzaré con la definición de la UNESCO (2005), que define a la educación de calidad como aquella que logra la democratización en el acceso y la apropiación del conocimiento por parte de todas las personas, especialmente aquellas que están en riesgo de ser marginadas.
Esta definición es contraria  a aquellas relacionas con la eficacia y la eficiencia de anteriores modelos de sociedad para quienes  la calidad de la educación consistía en lograr resultados exitosos que solo podían ser alcanzados por un sector de la sociedad.  Sin embargo  la UNESCO (2007) ha resignificado tales conceptos, estableciendo cinco dimensiones para definir una educación de calidad, desde la perspectiva de un enfoque de derechos. Estas dimensiones son relevancia, pertinencia, equidad, eficacia y eficiencia, y están estrechamente relacionadas, al punto que la ausencia de alguna de ellas determinaría una concepción equivocada de lo que cabría entender por una educación de calidad,  siendo “la eficacia y eficiencia dos atributos básicos de la educación de calidad para todos que han de representar las preocupaciones centrales de la acción pública  en el terreno de la educación. Eficacia implica analizar en qué medida se logran  o no garantizar, en términos de metas, los principios de equidad, relevancia y  pertinencia de la educación, mientras que la Eficiencia se refiere a cómo la acción  pública asigna a la educación los recursos necesarios y si los distribuye y utiliza de  manera adecuada.”
Las dos concepciones de la UNESCO me hacen pensar en definir a la calidad educativa como: igualdad y justicia social, respeto por la diversidad e inclusión.
Acordando con esas concepciones me pregunto: ¿Una educación puede ser de calidad cuando tiene excelencia solo en sus resultados pero deja afuera a gran parte de la población?  Sin embargo  ¿Se puede decir que hay calidad con inclusión? ¿Cómo se  mide el concepto de calidad basado en la inclusión?
A mi criterio el tema es cómo se evalúa, y aquí tenemos otro gran debate: ¿Qué se entiende por evaluación?
Si se entiende la evaluación como una simple demostración de que se ha adquirido algún conocimiento, nos estamos acercando a una educación de calidad que solo busca resultados exitosos.
Santos Guerra (1999)  define a la evaluación como un juicio de valor que se basa y se nutre del diálogo, la discusión y la reflexión compartida de todos los que están implicados directa o indirectamente en la actividad evaluada. El diálogo ha de realizarse en condiciones que garanticen la libertad de opinión, que se cimienta en la garantía del anonimato de los informantes y en la seguridad de que la información va a ser tenida en cuenta y utilizada convenientemente.
El diálogo se convierte así en el camino por el que los distintos participantes en el proceso de evaluación se mueven en busca de la verdad y del valor del programa. Desde la apertura, la flexibilidad, la libertad y la actitud participativa que sustenta un diálogo de calidad se construye el conocimiento sobre la realidad educativa evaluada.
Teniendo en cuenta esta concepción sobre evaluación cambian los criterios de elaboración de las mismas y cambia también el tipo de medición.
            La medición de los aprendizajes, en este sentido, no se enmarca en: calidad-evaluación-ranking, que responde a la lógica del mercado, sino que, en contraposición, incluye mejorar los logros de los estudiantes, atravesada por  una concepción más democrática y favoreciendo la inclusión social. De esta manera es necesario evaluar un proceso, para poder medir lo que se enseña.
            Y aquí viene la siguiente pregunta: ¿Sirven las evaluaciones estandarizadas para medir la Calidad Educativa?
            Respondiendo a la pregunta me atrevo a decir que las pruebas de calidad estandarizadas que se implementan a través de operativos nacionales o internacionales, miden la calidad educativa de un país o región desconociendo los progresos de los estudiantes en relación a sus trayectorias de aprendizaje y sobre todo desconociendo el contexto en el que se realiza tal medición. (UNIPE, 2014)
            Teniendo en cuenta la posición anterior, las concepciones de Calidad Educativa de la UNESCO y las definición de evaluación de Santos Guerra, sería interesante que  se lograra instalar como debate público dentro de las sociedades y por medio de los actores del sistema educativo,  la siguiente discusión:  ¿De qué manera es posible evaluar la “Calidad de la Educación”?



BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

·         Consejo Federal de Educación (2011), Resolución CFE Nº 134/11, Buenos Aires.

·         Santos Guerra, Miguel Ángel (1999). Evaluación Educativa 1. Un proceso de diálogo, comprensión y mejora.  Editorial Magisterio del Río de La Plata.

·         UNESCO para América Latina y el Caribe, Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) (2008). Eficacia escolar y factores asociados.  Santiago, Chile


·         UNIPE (2014) ¿Para qué sirven las pruebas PISA? La educación en debate, n° 25. La Plata 

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